sábado, 16 de enero de 2016

Reglas como trasfondo: Dominios como Dioses

Hace más de un año (acercándonos peligrosamente al año y medio) empecé a divagar sobre un tipo de partida, de corte sandbox, centrada en la exploración de una isla. Algo así como la clásica Isle of Dread, pero hecha en casa. Aquí podéis ver algo de lo que hice sobre eso. La cosa es que empecé a escribir algunas cosas sobre ello pero al final no publiqué casi nada porque, bueno, porque soy así de idiota. La cosa es que tenía otra entrada pensada para hoy, pero me ha pillado el toro y no he tenido tiempo a hacerla. Rebuscando me encontré esta vieja entrada y, para mi sorpresa, estaba acabada. Así que sin ningún tipo de vergüenza la vuelvo a sacar, porque creo que mola. Vamos a ello.

El nuevo D&D trae una cantidad de dominios divinos bastante inferior a la 3ª edición, pero cada dominio tiene bastante más peso a la hora de delimitar los poderes del clérigo. Eso, en un principio, me molestaba (los tropecientos dominios del D&D 3.x me gustan...) pero pronto dejó de hacerlo. Al ponerme a pensar en el sandbox isleño me he puesto como meta no perder el tiempo creando más trasfondo del necesario (eso ya llegará, si eso) y dentro del trasfondo estaban los dioses. Crear dioses y dominios para cada uno puede ser algo pesado, sobre todo pensando el vasto poder que tiene cada una de estas entidades y su lugar en el mundo. Pero un día se me encendió la bombillita y pensé que al igual podría hacerlo más sencillo: usaría las reglas como base del trasfondo. En vez de hacer unos dioses y otorgar a cada uno de ellos un dominio, cada dominio iría relacionado con un dios. Así más o menos tendría una idea de cada dios sobre la que tirar. Además, para explicar por que clérigos de diferentes dominios están en el mismo grupo está la idea de crear un grupo de dioses que actúan juntos pero de forma individual. Y así han nacido los Siete Dioses.

Los Siete Dioses son uno de los grupos de divinidades del mundo. Los colonizadores trajeron su culto del continente y sigue resonando con fuerza. Se les conoce por muchos nombres: los Exaltados, la Hermandad Divina o el Heptáculo, aunque cuando suelen tratar con otros fieles la denominación más común es 'Los Siete Dioses', ya que todos saben a quienes se refieren. Estos dioses distan mucho de la omnipotencia, la omniscencia o la omnipresencia, pero no por ello dejan de ser entes poderosísimos. Aún así suelen ayudar a los mortales proveyendoles de magia divina antes que actuando de forma directa.

Una sacerdotisa de Olantros en mitad de sus rezos

La relación común entre estos dioses es bastante ambigua. Se considera que todos son hermanos, pero no se sabe si realmente tienen un padre común o su unión es más parecida a la de una tribu o un clan. Aunque es normal que cada fiel adore a uno de los dioses en concreto, es incomprensible adorar a uno sin adorar al resto. Los sacerdotes que adoran al Heptáculo lo hacen en su conjunto, y aunque al final uno de los siete acaba decantándose cómo su 'patrocinador', por ello el sacerdote no deja de rendir culto al resto. En los tiempos pretéritos el culto a los Exaltados estaba bastante bien estructurado y organizado, pero hoy por hoy los supervivientes se apañan cómo bien pueden.

Dicho esto, vamos a hacer un pequeño repaso de cada uno de los dioses de la Hermandad Divina.

Aarguland: También conocido cómo El Sabio o El Que da la Palabra, Aarguland es el Dios del Conocimiento. Se le suele representar cómo a un hombre anciano y muy barbudo, siempre vestido con ropas de monje o mago y con un libro entre sus manos. Es el patrón de los conocimientos y el padre de la lengua escrita, y todos los eruditos lo tienen cómo a su protector. También es el patrón de los artesanos, aunque estos suelen verlo no cómo un anciano erudito si no cómo un maestro envejecido que busca que sus aprendices sepan hacer las cosas cómo mejor puedan.

Egisha: La Matrona, la Madre de los Desvalidos, Egisha es la diosa de los indefensos y la protectora de los enfermos. Se preocupa de proteger la vida mediante la curación y la ayuda. Es patrona de las matronas y todo tipo de curanderos, aunque debido a su campo de acción suele estar en las plegarias de casi todos los desvalidos. Suele presentarse cómo una joven doncella siempre preocupada por los pesares del mundo, vestida con ropas desgarradas y con los brazos siempre extendidos para ayudar a los que lo necesitan.

Olantros: El Padre de la Luz, la Llama que no Cesa, Olantros ejerce su dominio divino sobre el sol, el fuego y todo lo relacionado con la luz. Él se encarga de proteger a las gentes de los peligros de la noche y de la insidia de la oscuridad. Suele ser conocido cómo el paladín de la lucha contra el mal, pero su imagen no es la de un fuerte guerrero si no la de un joven casi adolescente, totalmente puro y perfecto. Curiosamente no es patrón de ningún oficio en concreto, aunque todos aquellos que intentan combatir contra el mal cuentan con su aprobación y apoyo.

Shyanna: Shyanna es conocida cómo la diosa de la naturaleza, aunque de una forma especial. No es una entidad natural, si no una entidad que ha aprendido a dominar lo natural. Se dice que es la madre de la agricultura y la ganadería, y que enseñó esas artes a los hombres en el pasado remoto. Es la patrona de agricultores, ganaderos y todo tipo de gentes de campo que traten día a día con lo natural. Las imágenes más elegantes la retratan como una doncella bella que porta un yugo y una espiga de trigo, aunque los más humildes la suelen ver cómo a una campesina anciana y curtida, vestida con ropajes de trabajo.

Nadone: La Tormenta, La que Agita los Mares, Nadone es la madre de las tormentas, las lluvias y otros fenómenos meteorológicos similares. Es una diosa de fuerte y violento carácter, que valora el poderío físico y la tenacidad, razón por la que le gusta poner a prueba a las gentes. Se le suele representar cómo una mujer medio salvaje, a veces portando armadura y a veces totalmente desnuda, pero cuyos cabellos siempre están alborotados y encrespados. Por su tenacidad y temperamento no es patrona de nadie en general, aunque los marineros, los granjeros y otras personas cuya vida depende del clima suelen intentar mantener buenas relaciones con ella. Se dice que Nadone también ve con buenos ojos a la gente muy pasional, por lo que muchos guerreros elevan plegarias a la Tormenta antes de adentrarse en los combates.

Sombra: No se sabe el verdadero nombre de la divinidad conocida cómo Sombra, pero también se le suele llamar 'La Enmascarada' o 'El Mentiroso'. Tampoco se sabe si es un hombre o una mujer, y algunos eruditos afirman que no es ni una ni otra. Sombra ejerce su dominio sobre el engaño y la mentira, pero también sobre los secretos y el comercio. Nadie conoce la apariencia real de Sombra por lo que se le suele representar de formas bastante diferentes. El único rasgo común que comparten todas sus imágenes es una mascara sencilla que le oculta la cara. Es el patrón (o patrona) del comercio y los ladrones, aunque no todos sus dominios son tan moralmente dudosos: también protege por el cumplimiento de tratos y juramentos, además de proteger los secretos que deben ser protegidos y desvelar los que deben ser desvelados.

Uldan: El Caballero, El Padre de las Batallas, Uldan es el patrón de los guerreros y de los estrategas, así cómo de todos aquellos que viven con honor. Todos aquellos que viven por la espada lo tienen por su patrón, aunque este dios valora de sobremanera los actos de valentía más inesperados y a aquellos que usan su fuerza para defender a los que no pueden defenderse. Se le representa cómo un hombre maduro, veterano de muchas batallas y lleno de cicatrices, aunque siempre portando una impecable armadura. Todos aquellos que ven su honor ultrajado vuelcan su fe en Uldan, esperando que este los ayude a resarcir el daño que se les ocasionó.

Y así estarían cubiertos todos los dominios divinos, a la par que tenemos un grupillo de dioses interesantes para cubrir las necesidades religiosas de la ambientación. Bueno, espero que os haya gustado la entrada y le encontréis utilidad.

¡Nos leemos!

2 comentarios:

  1. ¿Te has inspirado en alguna mitología para hacer la lista de dioses? Encuentro quizá a faltar la Muerte. No necesariamente ha de ser algo maligno.

    Mi siguiente pregunta ya es por puro desconocimiento de D&D. ¿El juego no trae un mundo de base?

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    1. La verdad es que no me he inspirado en ninguna mitología en concreto o, al menos, eso creo. Al final he leido tantas de tantos sitios (lugares tanto ficticios como reales) que al final tengo un batiburrillo muy grande en la cabeza a la hora de pasarlo a la fantasía. Sobre lo de la Muerte, el tema fue bastante prosaico: en el manual del jugador de D&D 5e los clérigos no pueden tener el dominio de 'Muerte', es una regla opcional que aparece en en el manual del Dungeon Master... Y como cuando escribí esta entrada no tenía dicho manual... Tan sencillo como eso.

      Por otro lado no, D&D no tiene una 'ambientación estandar'. De hecho nunca la ha tenido, ni siquiera desde la 1ª edición. Más o menos ha habido algunas ambientaciones que durante un tiempo han hecho de 'base' (Mystara, Falcongrís y, ahora, Reinos Olvidados en el caso de D&D 5e o Golarion en el caso de Pathfinder) pero en general siempre se ha potenciado que cada grupo utilice su ambientación.

      ¡Gracias por comentar!

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